sábado, diciembre 09, 2017

Cuento de Navidad 2017...o casi nos joden el invento


Que se hace cuando se quiere escribir un cuento y no brota ni una puta chispa de lo que quieres contar ?. Pues así me siento yo con este año con el tema, pero no quiero que falte el cuento de navidad que subo cada año a este blog. En fin, algo saldrá que no os haga salir huyendo.
Muy diligente entro en internet en busca de socorro y me encuentro con que, al parecer,  Jesús no nació en lo más crudo del invierno tal como nos han hecho creer, con lo que la nieve no pinta un carajo en el relato ni en los millones y millones de belenes que se montan en estas fechas a lo largo y ancho de nuestro torturado planeta.






Bueno, vamos a ver que sale. Erase una vez que se era una pequeña ciudad perdida entre las montañas de la actual Cisjordania a donde llegaron una pareja de inmigrantes en busca de una lugar donde reposar sus maltrechos huesos, pues llevaban muchos días viaje a sus espaldas para cumplir con el mandato del lejano emperador romano que aburrido por no tener en ese momento una guerra que llevarse a las manos, se le ocurrió que todos sus subditos debían de empadronarse en el lugar del origen de sus antepasados.
Y allí llegó nuestra pareja, una jovencita de inmensos ojos pardos y un andrajoso barbudo acompañados de un pollino despeluchado con el que han compartido camino y piojos. La jovencita, al hacer un movimiento para quitarse el pelo que le caía sobre los ojos dejó abrir su manto mostrando un inmenso vientre que revelaba su estado. Cansados de tan largo viajes buscaron un hueco donde descansar a lo largo de toda la aldea sin encontrar donde alojarse pues otros muchos habían hecho el mismo camino que ellos.







l final del día, desesperados de encontrar un hueco y pensando en dormir al sereno, encontraron un chamizo cubierto con menos tejas que agujeros y por donde pasaba el aire como perico por su casa. En un rincón, un montón de paja seca y unos ojos que brillaban en la oscuridad. Un cansino mugido les reveló que esos ojos pertenecían a una vaca allí abandonada.
El borrico trotando feliz porque esa paja podía venir bien para su tripa vacía, rozó su hocico contra el lomo del otro animal y pensó que allí había otro camarada de infortunio. Y ahora mi duda.  ¿
Se trataban de un asno y una vaca, o de una borrica y un buey, o de de asno y buey, o de vaca y borrica, o serían dos animales trans ?.
A lo que voy. Se acomodaron todos, los animales se apoyaron uno en otro para darse calor y dirigieron su aliento hacía donde se oían los vagidos de un recién nacido que, en buena lógica, había salido del vientre de la mujer de ojos pardos, mientras el azarado barbudo no sabía a donde acudir, si a la mujer postrada después del parto o al nene que se quejaba por los arañazos que las cañas de la paja causaban a su culito.




Dejemos a todo el grupo tomando posesión del recinto y nos encaminamos hacia una vaguada cercana donde duermen profundamente un grupo de pastores bien arrebujados en sus mantas porque la fogata ya está en las últimas. De pronto, un estruendo seguido de una luz intensa les hace dar un respingo, talmente como si estuviesen en el climax de una discoteca en la que actuase un grupo de reggaeton. Pero no, es una nebulosa situada en la cruz de una encina de la que sale una voz anunciando que les ha nacido el rey y que vayan a adorarlo. Unos cuantos se dan la vuelta y piensan que han podido pasarse anoche con la fumeta mientras otros se levantan, agarran lo que buenamente ven a mano, un tarro de miel, un queso, un par de corderos y van en dirección a donde los dirige la voz que sale de la nebulosa.
Pero no están curados de espantos pues cuando llegan a la entrada del chamizo ven una enorme estrella que tiene una cola luminosa como si fuese un pavo real que se hubiese caído a una piscina llena de material radiactivo. Y bajo esa luz se acerca una fastuosa comitiva que parece salida de una escena de la peli de " El ladrón de Bagdad ". Camellos, caballos de figura soberbia, oro y seda por todas y tres personajes vestidos con ropajes suntuosos y cubiertas sus cabezas por extrañas coronas que avanzan majestuosamente rodeados de sus esclavos los cuales acarrean pesados arcones.
Los pastores se echan a un lado pues ellos se consideran menos que nada ante la comitiva que avanza hacia el chamizo donde están recuperando fuerzas nuestro quinteto inicial. El recinto, lóbrego hasta entonces,  se ilumina como si fuese luz del día bajo el reflejo iluminado de los hachones que portan los esclavos y la estrella que ha intensificado su fulgor. De este grupo se destacan nuestro tres personajes que se acercan a donde está madre, barbudo y niño postrándose en el suelo y apoyando sus frentes en el suelo. Uno de ellos hace un gesto hacía atrás y un grupo de sirvientes ponen diligentes oro, incienso y mirra a los pies del niño.









Los ojos del barbudo se animan, mientras la madre solo se preocupa que su hijo esté bien. Los animales se aburren en el rincón al ver que les han chafado su descanso y los tres personajes se incorporan y se inclinan con intención de tomar al niño en sus brazos.
De repente, el niño se incorpora, adquiere talla de gigante y hace un gesto de rechazo hacia los tres personajes y después mira fijamente a los sirvientes que retiran presurosos los presentes. Después se pone de puntillas y hace gestos alegres con sus dos manecitas para animar a que se acerquen los pastores que hasta entonces están acobardados fuera del chamizo. Estos invade el recinto, uno saca una gaita del zurrón y se improvisa una fiesta en la que los pastores ríen y bailan ante el niño.
Pero uno de los personajes, el de luengas barbas blancas que parece dirigir el cotarro, mete la mano entre sus ropajes y saca un iphone 10. " Oye Herodes, no se que pasa aquí pero nos están jodiendo la historia. Este niño parece que es " podemita " pues nos quiere echar para poner en primer lugar a los pastores piojosos y  hasta me parece que uno de ellos es igualito a Pablo Iglesias. A ver si lo arreglas pronto".







Un gran estruendo invadió toda la zona, luces cegadoras empalidecieron a la estrella y unos enormes pájaros de acero aparecieron en el cielo batiendo sus aspas. Al posarse en tierra levantaron una polvareda que provocó la estampida de las pobres ovejas que buscaban inexistentes briznas de hierba entre los terrones del suelo. Del vientre de los pajarracos salieron unos seres que parecían extras de una peli de RoboCop que dando voces invadieron el chamizo y echaron a golpes a los pastores y a parte de la comitiva de los tres personajes.
Restablecido el orden, estos sacudieron el polvo de sus mantos, enderezaron las coronas y volvieron a humillarse ante el niño. Este se enderezó con gesto colérico intentando protestar, pero con un revés enérgico su madre fajó sus bracitos con un paño mientras le enchufaba una teta en la boca ahogando su protesta, con lo que la ceremonia pudo concluir bien, aunque más precipitadamente de lo que se había programado.
" Herodes, todo en orden, se creían estos cuatro piojosos  que nos iban a estropear el guión" dijo a través del móvil nuestro personaje mientras se dirigía a la salida del chamizo seguido del resto de la comitiva. Montaron en caballos y camellos para perderse en el horizonte por donde asomaba un sol magnífico. Allá, a lo lejos, los directivos de " El corte angolés " respiraron con alivio pues no se les iba a joder la campaña y los del " Carrefús " se apresuraron a ampliar los horarios mientras ajustaban ( a la baja, lógicamente ) los salarios de sus empleados.
En la refriega el incienso se volatilizó, la mirra se derramó por el suelo pero en cuanto al oro no se sabe lo que pasó con él, aunque con el paso de los años se rastreó su destino hasta encontrarlo depositado en fondos secretos en las Islas Cocodrilos. Y lo que parece claro es que uno de esos seres de acero tenía parecido con el antiguo gerente de un cierto partido político de todos conocido.
Y todos tranquilos, pues el negocio es el negocio.     

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