sábado, septiembre 30, 2017

EL NIÑO

Al llegar al colegio esa mañana, el niño se encuentra con la agradable noticia de que esa mañana no hay clases porque se ha muerto en Roma el papa Pío XII, al que los niños le llamamos el " pío pío " y que tenemos que arrear todos para el funeral en la catedral...mira por donde que ocasión más buena para hacer la pirula. Así que, en lugar de ir a la catedral tira en sentido contrario y va callejeando hasta el mercado, que allí siempre hay cosas que merezcan la pena.









El niño pone la cartera del colegio entre sus piés y la sujeta con fuerza para que no se la quiten. Se sopla las manos enrojecidas por los sabañones y se las mete en la boca para aliviar el dolor que parece quemar sus dedos. Después, curioso,  mete el cuerpo entre el corro de curiosos y se queda extasiado ante la mujer que con una serpiente enroscada al cuello ha montado su tenderete en la plaza que hay ante el mercado de abastos, vendiendo lo mismo una untura que quita todos los dolores que una tintura para que los muebles queden como recién salidos de la ebanistería y mientras habla no deja de dar brochazos con nogalina al respaldo de una silla o se ofrece para que alguien de la digna concurrencia se deje dar una fricción en los lomos y compruebe la eficacia de su producto, hecho con grasa de ballena según una secreta receta de los indios motilones.









El niño mira con recelo y asombro los movimientos sinuosos de la serpiente que hunde su cabeza entre los senos de la mujer, la cual suelta un divertido gritito de sorpresa, aunque parece acostumbrada a las evoluciones del animal. Deja que la sierpe se deslice a lo largo de su brazo, contornee su cintura y baje por su pierna hasta llegar al suelo, por donde repta hasta en una caja abierta que la está esperando. La mujer saca un ratoncito de un bolso agarrandolo por la cola y el niño ve como se retuerce para liberarse, pero la mujer lo deja caer en la caja y cierra la tapa con un golpe seco.
Después vuelve a enumerar las excelencias de los productos que presenta a la consideración de la digna concurrencia, todos ellos premiados en la Exposición Universal del París de la Francia y los ofrece casi regalados al ilustre público que la rodea. Ni diez, ni nueve, ni ocho, ni tan siquiera siete o seis, ni por el duro, por cuatro pesetas pueden comprar dos cajas de untura y otra de tinte para los muebles.








Los paisanos echan mano a las faltriqueras y las mujeres sacan los pañuelos anudados en las cuatro puntas que llevan sujetos a los teteros en donde guardan los dineros y en un santiamén la mujer acaba con las existencias que tiene tras de si. El corro se va deshaciendo poco a poco, pero el niño se queda esperando porque sabe que todavía no se ha terminado el espectáculo y prontos e formará un nuevo corro.
La mujer saca un paño negro de la bolsa con unas estrellas bordadas y unos grandes flecos dorados y cubre la silla que había barnizado hace un rato. Después agita una vieja campana y llama la atención de la gente que pasa. Dice a todo el que quiera escucharla que tiene poderes de videncia y de curación porque ella, que nació con una cruz blanca en medio del paladar puede curar a todos aquellos que compartan el mismo signo signo en el cielo de la boca. Y a los desgraciados que no la tengan, puede ayudarlos con su sabiduria y sus remedios que ahora mismo pasa a explicar a la selecta concurrencia.
Coge una galleta " maría ", la parte en dos y con una de las mitades la mete en la boca para tocar con ella su paladar. Después la hace migas y la pone en un frasco lleno de agua amarillenta, lo cierra con un tapón  de corcho y lo agita con fuerza, lo destapa y ofrece una ronda a los curiosos. El niño se apresura a dar un sorbo y nota un sabor como a orangina, pero se lo traga con fe y siente como un cosquilleo de bienestar le llega hasta la punta de sus dedos, haciéndole olvidar el hormiguillo doloroso que tanto le molestaba.






La mujer pregunta a los mirones si se sienten mejor y se oye un murmullo de aprobación en el corro que la rodea. Para crear más expectación cambia de producto y ahora ofrece un aparato fabricado con diamante alemán para cortar limpiamente todo tipo de cristales.....ris ras y el vidrio se va haciendo cada vez más pequeño. Y de pronto vuelve a poner en alto otra botella de elixir curalotodo y la gente se lo quita todo de las manos.
El niño se toca el bolsillo del pantalón y nota alli la moneda de dos reales que le dió su abuela después de la misa del domingo. Le da pena que no sea suficiente para comprar un frasco y llevarselo a su tia Engracia, la pobre que lo pasa tan mal desde que le han quitado la " visícula ", pero se promete juntar las perras suficientes para comprarlas la próxima vez que venga la mujer.
De pronto el niño siente una mano en su hombro. Da un respingo y al volverse ve la cara enfadada de Edita frente a la suya.  " Donde te has metido, desgraciado, que llevo una hora buscándote y si llego sin ti a casa, tu madre me saca la piel a tiras ". La chica se incorpora, se sacude la pechera del delantal blanco, recoge la cartera abandonada en el suelo y agarra al niño de la mano, para llevarlo casi a rastras, pues este quiere seguir viendo que maravillas es capaz de sacar la mujer de su bolsa. O de su cabeza.

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